¡Que locura en la ciudad! Por Bonfi.

El haber tenido un fin de semana sin fútbol me dio tiempo para pensar. Me puse a tratar de encontrar, de una vez por todas, el por qué de las locuras que hace la gente por Peñarol. Por qué tanta pasión, por qué tanta irracionalidad.
Busqué palabras que denotan cariño, frases de idilio e informes enteros con tinte poético donde ciertas personas demostraban su amor hacia el club. Pero nada me resultó suficiente hasta que me puse a pensar en situaciones que varios de los que somos muy hinchas de Peñarol vivimos.

Por ejemplo, un compañero de tribuna que se parte el alma laburando, dejó a lo largo de la pasada Libertadores (y también ha gastado algún que otro dólar en esta) una buena porción de sus sueldos. Casado el, con 2 hijas pequeñas, ha sido muy preguntado sobre la opinión de su mujer (que tiene poquísimo fútbol arriba) contestando que, obviamente, no estaba muy feliz con esa actitud.
"Conseguí pasaje para Chile" nos dijo un día. "Entonces conseguí un abogado para que agilice los papeles de tu divorcio para cuando vuelvas" le respondimos más de uno. Por suerte, el es un gran padre, lo que se ve en la forma en que habla de sus hijas, pero eso no quita de que deje todo por un par de días y se vaya a alentar a Peñarol a donde sea y como sea (a pesar de tener que esquivar a su mujer y cosas por el estilo)

Una simple rateada del liceo, la complicidad con un familiar que te lleva a la cancha cuando sos chico sin decirle nada a tus padres, mostrar la camiseta de tu cuadro y besar el escudo cuando ves que pasa una gran cantidad de gente del otro cuadro caminando junto a vos, todas cosas que en su momento y en frío son bastante locas, pero que muchos hemos hecho.

Otros, han renunciado a sus trabajos o no tuvieron ni un momento de duda de irse a ver a Peñarol lejos sabiendo que cuando volvieran sus jefes los iban a querer matar.
Otro ejemplo, es el de un amigo en el clásico de verano en Maldonado del 2005, donde no tenía un peso para ir. Tenía 14 años y su madre recién cobraba dos días después del partido. Justo se dio que la comida no sobraba y bueno, la luz había sido cortada 24 hs antes. Pero el, con dos flautas y ni un peso (literalmente) en el bolsillo, se fue hasta el Campus. Peñarol perdió por penales esa noche, pero el no lamentó gastar lo último que tenía en los pasajes y la entrada.

He sabido de gente que gasta gasta su último peso porque quiere tener su bandera pronta ya, y su único sueño es tenerla colgada en la cancha, resignando cosas que racionalmente nadie debería hacer. Otros que resignaron la posibilidad de terminar su carrera universitaria por unos meses por irse a un partido culaquiera porque Peñarol es más que su propio título y otros que se fueron al extremo máximo: arriesgar su vida.
Aclaro por las dudas, acá no estoy para juzgar, sino para contar algunas historias y para tratar de que algunos de ustedes recuerden momentos propios y puedan decir algo como "me acuerdo de... uff... ¡qué locura!"

Vos, ¿qué locuras hiciste por Peñarol? 

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